Sunday, May 13, 2007

proSÁBADO 026



JOSÉ DE ARIMATEA, DESPUÉS DE LA CRUCIFIXIÓN de Jesús, se encuentra a un joven desnudo y lloroso.

—No me asombra tu gran pesar –le dice-, porque en verdad que Él era un hombre justo.

—No, si no lloro por Él –replica el joven-. Yo también he hecho milagros y todo lo que ese hombre ha hecho, ¡pero no me han crucificado!

Descontento/ Oscar Wilde
(Irlanda, 1854 - 1900)
http://www.cmgww.com/historic/wilde/index.php
http://www.sapiens.ya.com/consagrados/oscarwilde.html
http://www.poemasyrelatos.net/biografias_escritores/ww/002_wilde_oscar_irlandes.php?Autor=428
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/wilde/ow.htm
http://www.letrasperdidas.galeon.com/consagrados/c_wilde03.htm
http://ar.geocities.com/biblioteca0/Cuentos/El_principe_feliz.htm


Contenido

Óptica – Nemías Meléndez
Intermezzo – Isaías Garde
Matrimonio con el mate del pastor – José Tobías Beato
Miedo pánico – René Rodríguez Soriano

Óptica

La imagen se muta en períodos caprichosos que la razón no alcanza. Se torna delicada y definida, de hermosas formas ondulantes, intervalos en los que mi cerebro asimila la información visual. Otras, se convierte en cosa absurda, tosca y muda. Soy, y me reflejo en la bruñida superficie del impasible y frío rectángulo de cristal.

Un ritual enajenante, místico. Puntea y clava mi voluntad, con hilos invisibles me ata al eje del espejo. Sin querer apartarme del ángulo incidente. Me asola el agotamiento interno. Y una imagen femenina se proyecta a través de mis ojos. Sale de mis retinas y el olor, el sabor a hembra, mete sus garras en mi... La suavidad del cuerpo recién duchado y húmedo. Las diminutas gotas corriendo piernas abajo, cual eyaculación. Ruge mi animal interior y deja de ser intangible cuando mi lengua hambrienta calza sus caderas, un espasmo febril estremece la rosa de sus vientos. La piel encabritada caracolea y en un reflejo ancestral, sus brazos envuelven mi cabeza como sierpes. ¡Dios!... mis manos ávidas estrujan su cuerpo, soy una ramificación. No sabría decir donde empiezo o termino.

Narcotizado e íntimo pregunto: ¿Que fue primero, mi hambre?, o ¿la incierta conciencia de mi hartazgo? Mi momentum explota. Se deshace, no hay más idilio entre mi simbólico y crudo delirio y lo concreto; no hay imagen etérea que copule goloso; solo un miserable y patético duplicado siniestro, que me mira con burla, me calca indolente. Y mis cansados parpados se aparean con las lascivas pestañas, en un abrazo íntimo. Se hace el océano de mis emociones; que escuece húmedo. Un nudo doloroso sube, se expande desde el pecho, y se aparca en mi garganta.

¡Porque no estás!

Ay Pavlov, ¡cuanta razón tenías! El cascabel de su risa, su aroma a mandarinas en el pecho, espanta la liebre de mi paz que se ausenta presurosa... Soy máquina, acato el mandato del recuerdo. Mi lengua chasquea y se regusta en ella…..mientras la tarde cae y las sombras, apagan mi imagen en el espejo.

© Nemías Meléndez

Intermezzo

Recién -en un antiguo anochecer del entresueño- el intermezzo de Brahms era la niña cuerda o loca preguntando por qué con su desalentado aliento.

© Isaías Garde

Matrimonio con el mate del pastor

En 1972 era visitador a médicos. Con treinta de edad, deseaba ya casarme con Venecia. En otra mejor compañía había dos plazas. Era mi gran oportunidad. Ofrecían casi el doble de mi sueldo, beneficios extras, mejor dieta y oportunidades de ascenso. Si me aprobaban podría casarme en diciembre; de lo contrario, tendría que esperar al próximo año, y quién sabe…..

Logré una entrevista. Al final de la misma, sin esperarlo, el gerente me preguntó por mi favorito en el campeonato internacional de ajedrez, debatido ese año entre el soviético Spassky y el norteamericano Fischer. En el escenario mundial, era más que ajedrez…..Todo sonrojado, traté de obviar la política y ser lo más objetivo posible. Le dije que con la agresividad y 184 de coeficiente, iba al americano, pese a que lo creía psicológicamente desequilibrado, o, más exactamente, un esquizofrénico paranoico. No estuve mal, pero no era una opción, según supe después.

Resultaron finalistas tres individuos con más experiencia que yo, y hasta académicamente mejor calificados. Apesadumbrado, al tratar el tema con mi amada,- por ese espíritu de lucha es justamente que la quiero, entre otras muchas cualidades -, Venecia me preguntó por la nacionalidad del gerente. Le dije que aunque no estaba ciento por ciento seguro, por su acento, juraría que era cubano.

Mi inteligente novia me regaló una fotografía en la que aparecía Capablanca jugando con un desconocido. Se la envié al gerente junto con una biografía del genial ajedrecista, quizás el mayor de todos…… El desconocido que jugaba la partida con Capablanca resultó ser nada menos que el abuelo del gerente……Mi primer hijo nació justo al año de esa entrevista.

[Para Olimpio Villalba, como recuerdo de tantas esperas y viajes]

© José Tobías

Miedo pánico

Uno de los deportes favoritos de los símpidos es la cacería de infantes. Nos pasamos los primeros seis meses del año preparando los detalles para, entrado julio, con los agobiantes calores del verano, internarnos en las espesuras y furnias de los montes hasta dar con las más disímiles e inimaginadas madrigueras de esta bulliciosa especie que se expande silvestre por los valles del médano.

Habría que estar allí para gozarse de lo lindo en esta original entretención que hemos cultivado por años y años en estas pacíficas tierras. Los niños, terribles diablillos que lo destruyen todo, huyen y gritan como almas que lleva el diablo. Se esconden. Saltan.
Trepan. Y, la mar de las veces, se vuelven furiosos y la emprenden a arañazos y mordidas contra sus captores.

A veces, la cacería se torna sangrienta, alocada y terrible. Muchos son los cazadores que han perdido miembros o que han tenido que guardar cama por varios días, fruto de la agresión de estas pequeñas bestias. Pero, al final, vale la pena tanto afán y empeño. Capturadas las presas, maniatadas y embozadas, los cazadores las amarran fuertemente a las monturas de sus mulas y las arrastran hasta el poblado, para luego, en octubre, en las festividades de nuestra patrona, Nuestra Señora de Los Milagros, exhibirlos en grandes jaulas, siempre cuidando que no se escapen y vaya a ser que nos agredan o contagien su extraña forma de vivir.

© René Rodríguez Soriano
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© mediaIslaproSÁBADO 05 de noviembre 2005.-

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