Tuesday, May 8, 2007

proSÁBADO 019



CHARLÁBAMOS CAMINANDO TRANQUILAMENTE por una avenida de Miraflores de vuelta de una librería. Alguien que pasa a la carrera, nos advierte: “El mar se ha salido”; “gracias”, alcanzo a decirle. Mi amigo y yo seguimos en silencio. Vemos que la gente corre alarmada. El agua, en efecto, ha ganado la calle y trepa ya el cordón de la vereda. Pronto, la avenida se inunda. “Siempre he creído, dice mi amigo, que este es un país de maremotos”. Nos ahogábamos dignamente cuando un fuerte temblor de tierra reemplazó al maremoto. “En fin, respondo, este es un país contradictorio”. Y seguimos de largo.

Noticias del país natal / Julio Ortega (Perú, 1942)
http://www.brown.edu/Departments/Hispanic_Studies/Juliortega/
http://www.brown.edu/Departments/Hispanic_Studies/Juliortega/Relatos.htm
http://www.ucm.es/info/especulo/numero13/j_ortega.html
http://www.analitica.com/bitBlioteca/jortega/futuridad.asp
http://books.google.com/books?id=Uf76SuPcPMEC&dq=julio+ortega&printsec=frontcover&source=web&ots=-dWfgVnSow&sig=yhwkXPjeaUnVkYhTRRBP9PfvWVA#PPA13,M1

Contenido

La otra Penélope – Mari Cruz Agüera
Mujer-Creada – Rey Enmanuel Andujar
Cama de mujer – Helga Vega

La otra Penélope

¡Escríbeme! le pide, como si las manos de ella contuviesen su aliento, como si todo el oxígeno se almacenara en sus delgados dedos tan castigados por los utensilios de cocina. ¡Escríbeme! le suplica, como una infinita necesidad de encontrar en sus palabras a la musa de sus sueños. Y ella, que no tiene miedo a atravesar la ciudad desafiando las gélidas temperaturas tan sólo por encontrarle, se siente aterrada frente a una hoja en blanco. No por el frío de un tenaz invierno sino el miedo de mostrar su desnudez ante a él.

© Mari Cruz Agüera

Mujer-Creada

Las sociedades animales y humanas establecen diferenciaciones jerárquicas que regularmente son definidas desde el nacimiento, por esa razón son de por sí despreciables ya que la batalla no admite valores fundamentales como la bondad, por ejemplo. Pero la naturaleza se rebela. Está el caso de la niña gordita que desde el colegio empieza a desarrollar un sentido de independencia. Sus padres se sienten culpables de su sobrepeso, eso se transforma en más dinero para gastar, quizás hasta aprender a conducir más temprano… Ella no pide estas atenciones extras. Del otro lado la muchacha linda exige atención por el hecho de su desgarradora belleza. Alrededor de los trece años, la grasa empieza a acumularse en lugares como senos, nalgas, caderas: un cuerpo comienza a moldearse. Para la gordita la crueldad ha terminado: ya nadie se divierte poniéndole nombres, ella simplemente es un elemento vacío a quien uno pide el cuaderno de Álgebra de cuando en vez, la única del grupo que mira cuando los muchachos piropean. Sus amigas la aceptan; en la mayoría de las ocasiones escucha los chismes de moda… opina poco. La adolescencia (devastadora) deja bastantes huellas que le van forjando una personalidad fuerte: intuye que allá fuera hay un mundo horrible, que no cede, y entiende que tendrá que ganárselo.

La bonita sale a triunfar: se ha pasado la vida aceptando elogios y eso ha degenerado en egoísmo notable; sus pequeñas decepciones han sido académicas o amorosas, estas últimas han dolido más ya que por su belleza, es sólo accesible a los muchachos bien parecidos, que generalmente son seres bastante viles. La invisibilidad de la gordita le permite ir más lejos, experimentar: no tiene nada que perder. No tiene novios que le prohíban nada así que trabaja con enfoque. Con suerte puede viajar, sola. No tiene estándares para ligar, así llega a conocer muchachos interesantes. Lee, escucha otra música, va al teatro. Las lindas van del cine al café los fines de semana encadenadas a un estudiante de mercadeo que luego del atractivo físico las deja sin opciones. Luego será desvirgada en algún motel de los límites o en un fin de semana largo en un resort; hasta ahí llegará su reinado.

La gordita se deja notar: sigue consejos de moda, los viajes surten efecto, va al gimnasio, intenta un nuevo corte de pelo. Vive sola y quizás hasta termine una Maestría. Ella conoce el sistema, muy pocas cosas podrán decepcionarle: no besa ranas esperando príncipes.

Vendrán hijos, pero ahora no: quiere vivir. Un mal día tropezará en el mall con las lindas, que mostrarán sin orgullo el sobrepeso post-parto y los cuernos inmensos… el círculo que se cierra con cinta pegante.

© Enmanuel Andujar

Cama de mujer

¡Cuánto anheló dejar su angosta cama de niña por años! Dejarla por segunda vez, había sido un regreso nocturno, sorpresivo, una decisión sin vuelta atrás, así lo asumió. Ahora esperaba impaciente llenar una cama de mujer. La caminata nerviosa por el cinético piso de mosaicos, infinito. Su cuerpo flotaba dejando una estela, todos lo notaron. Sintió su presencia cada vez más cerca, contaba los enormes y ruidosos segundos, latidos que anunciaban sin pudor el ansiado encuentro. Las fronteras serían cerradas, no lo sabían. A las cinco de la tarde, enmudecieron todos los relojes.

© Helga Vega
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© mediaIslaproSÁBADO 16 de abril 2005.-

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