Thursday, May 10, 2007

proSÁBADO 021



QUIERO SABER SI ES VERDAD que las bacterias nos enferman. ¿Qué ganas, qué necesidad tienen de matarnos o enfermarnos? ¿Tan sabia es la naturaleza con ellas como con nosotros? No creo en las bacterias como causantes por sí solas de enfermedades, ni en la Sabiduría de la naturaleza. Si el hombre enfermo les conviene a las bacterias para estar sanas, no hay por qué decir que ellas causan la enfermedad.

La verdad sobre las bacterias/ Macedonio Fernández
(Argentina, 1854-1952)
http://www.territoriodigital.com/Notas/SED/1999/04/18/index.asp
http://www.pagina12.com.ar/1999/suple/psico/99-07/99-07-01/psico01.htm
http://www.poesiaargentina.8k.com/otrosdoc/docMFernanporBorges.htm
http://www.elortiba.org/macedonio.html
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=3320
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/fernandez_m/bio.htm
http://cuentoenred.xoc.uam.mx/cer/numeros/no_2/pdf/no2_gonzalez.pdf


Contenido

El juicio sintético de la camisa – José T. Beato
Espejismo – Huáscar Vega
¡Paren el reloj! – Bruno Kampel

El juicio sintético de la camisa

El profesor de filosofía invocaba a Kant y a su categórico mundo de intuiciones internas, el espacio y el tiempo, para demostrar la subjetividad de todo cuanto vemos. Y comenzó a citar una larga lista de juicios sintéticos a priori.

Entonces, Susana, su alumna de primera fila, entreabrió sus piernas. Y el profesor, sin poderse apartar un punto de aquel punto del que brotaba un perfume sutil que obnubilaba la subjetividad, evocó la existencia de un mundo paralelo donde los juicios de toda clase se realizan.

Un mundo donde las experiencias son a la par sintéticas, a priori y a posteriori, pero siempre proteicas, y en tal grado, que permiten acceder al infinito metafísico de la cosa en sí.

Todavía hizo más: citando a Aristóteles quiso convertir su potencia en acto, por lo que fue sacado por los enfermeros con una camisa sintética a prueba de babas y de la fuerza de la lógica.

© José T. Beato

Espejismo

Lo abordó directamente, y le dijo toda la cantaleta que tenía ejercitada, días, meses, y aún así se equivocó al decirla. El que oía la teatralización de un secreto era un turista de apariencia árabe, y el que teatralizaba su dolor era un ciudadano más de este país que todos pisamos y amamos, pero que en el fondo no lo conocemos. Y este ciudadano nada común, pues simplemente dijo:

–Salam as aleikum

El turista quedó sorprendido y contestó:

–Aleikum as salam

Y entonces el ciudadano nada común soltó la cantaleta:

–Distinguido señor, puedo equivocarme al haberlo elegido, y eso puede ocasionarme problemas inimaginables, pero llevo ejercitando frente al espejo meses de meses y casi nunca aparecía el candidato para decir todo lo ejercitado. Usted es el segundo, el segundo que elegí para decirle que quiero quitarme la vida… Estoy jodido desde la jota hasta la o. Quiero matarme, pero tampoco así con un tiro en la cabeza, o estilo TV lanzándome por un edificio (saliendo en noticieros y dialogando con la policía antes de lanzarme), no, no quiero eso. No soy musulmán pero quiero una muerte musulmana. Quiero sacrificarme como lo hace el pueblo musulmán. Un hombre bomba ¡eso! Yo le hago bien a eso. Se lo aseguro. Soy lo que llaman un "looser", un perdedor. Ya sé, ya sé. No es una muerte musulmana. Ya lo sé, disculpe, es una manera de expresar mi deseo.

Y el ciudadano luego de tomar aliento y mirar al turista a los ojos:

–La decisión de matarme la he tomado hace algunos meses, precisamente los meses que llevo ejercitando frente al espejo este discurso. Gracias por el honor de escucharme.

Y el turista árabe sorprendido le dijo:

–Excuse, I dont understand you, but... take it easy, take it easy.

Y mientras se alejaba, el ciudadano alcanzó a darle una tarjeta con su dirección.

Dos meses después el turista lo hizo subir a un taxi en medio de una calle. No lo he vuelto a ver desde entonces. Imagino que voló tan alto como pudo. Pero, conociéndolo, de seguro que algo pasó con la bomba, o no funcionó muy bien, o mató a poquitos o no mató a ninguno. O el turista no era árabe ¡era gringo!...

O quizás todo lo contrario,quizás,por vez primera voló tan alto como la explosión y su deseo lo permitieran

© Huáscar Vega

¡Paren el reloj!

Cansado de contemplar el vuelo de las horas, todas ellas llenas de días cargados de semanas repletas de meses.

Añorante de los instantes plenos de significación, y de la meteórica luminosidad de una mirada que dice más y mejor que todos los discursos, y del mágico milésimo de segundo que precede al beso, y de la vital fugacidad que une para siempre el tic al tac.

Harto de las experiencias que pasan sin dejar rastro, y de los proyectos que mueren como tales, y de las utopías que envejecen vírgenes, y de las promesas que no dejan de serlo, y de la vida que poco a poco hasta que acabe cumple su condena en la cárcel del tiempo.

Nostálgico de un microscópico momento de paz, de la expresiva felicidad del para siempre, del imperecedero dolor del nunca más.

© Bruno Kampel
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© mediaIslaproSÁBADO 11 de Junio 2005.-

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