Sunday, April 15, 2007

proSÁBADO 011



YO, RICARDO SOTOMAYOR, VIHUELISTA al servicio de Sus Majestades Católicas, en Castilla y a finales del año de gracia de 1492, invento en el nombre de Manuel Rueda pensando que en la recién descubierta isla de La Española, allá por el año de 1979 va a ocurrirle algo semejante: inventará mi nombre acompañándolo con el año y el sitio en que he vivido, así como de mi profesión, y pensará que alguien como yo escribió unas palabras sobre él que, inevitablemente, serán las mismas que él escribirá sobre mí.

Borgeana: escrito en dos tiempos / Manuel Rueda
(República Dominincana1921-1999)
http://www.pucmm.edu.do/hispaniola/rueda.htm
http://www.rodriguesoriano.net/micuadernoazulito/pdf/hombresygallos.pdf http://www.islaternura.com/APLAYA/NoEresElUnico/R/RUEDA%20Manuel%20Febrero%202006%20poeta/Manuel%20Rueda%20%20Biografia.htm

Contenido

La perspectiva del lagarto – José T. Beato
Real Gone – Pedro Glup
El gran devorador – Adriana Serlik

La perspectiva del lagarto

Cae la tarde. Una nube gris, enorme, casi se posa a ras del suelo. Termina el silencio, para dejar paso al murmullo del viento. Llueve, se moja la hierba. Los pajarillos, contentos, se recogen bajo los árboles. La vida florece.

Una risueña joven, de pelo ondulado, asoma a la ventana; espera por su amado, mientras oye un programa sobre el centenario de Neruda en la BBC de Londres. A los pocos minutos llega él, nervioso y todo mojado. Se miran, sonríen, sueñan. Ella abre la puerta y, entre abrazos y besos, con un paño lo seca.

Entonces, sobre nubes de algodón y seda, los corazones se hinchan de pasiones.

Un lagarto llega también a la ventana con toda inverecundia; mira asombrado. Le crece una burbuja encarnada, pero aún sigue mirando. Algo parece divertirle. Tal vez percibe que adentro y afuera la vida germina. Quizás, quién sabe, recuerda experiencias pasadas, placenteras según toda evidencia.

© José T. Beato

Real Gone*

Esta propedéutica trata de tomar una orquídea por los pétalos, sacarle la espina y convertirla en una figura de tanagra que nos turbe con sus brazos sobre la cabeza, dejarla sobre la alfombra de nudos, oh añoranza, pálpito ante esa imagen con turbante color de antimonio, electrodos amorosos en mis genitales, soy un rehén de sus labios fríos como ese río en Burgos donde golpean las nieblas de la alborada.

La película 2046 en un cine de (mi) barrio, caderas que ondulan en quimonos ceñidos, chinos que aman y no aman, zapatos de tacón danzando sobre el polvo, fotografía tan bella que marea, música de Bellini y Lecuona, Casta diva y Siboney.

Decididamente Bilbao es una trampa para los poetas, ciudad llena de ñaques, compañía de dos, un artista y una pasión, ángeles melancólicos golpeando en la ventana incrédula, Blas aburrido, Miguel amordazado, Bernardo (que no es) brillando en el verso y viviendo de la prosa, rosa; esta tarde me juntaré con los que apedrean las cristaleras de las bibliotecas (por tedio, no creas).

Barahúnda de frases en parterre, fascinación por las palabras: apología, mesocrático, patraña, almidonar, légamo, alquería, plausible, inhumano, titilante, traición, hipérbole (te las regalo). Escribir ahora como un pastor de esas palabras, llevarlas al aprisco del poema, prestidigitador en una cámara de espejos, desde el triforio arzobispo en paro que no bendice, olvido de mi mismo, pagano, transeúnte desde y hacia, humano que mira arriba y abajo, alrededor, siguiendo el cordel perdido por una Ariadna del páramo.

La vida se fue en siestas vespertinas de domingo, afán del duelo por lo que no, labor perdida, estériles preguntas al anochecer hiriente, riesgo de esconderse de la luz, mejor llenarse los bolsillos de piedras y caminar en el mar.

Esto es una confabulación, la verdad, he olvidado al estudio de qué disciplina corresponde esta ardua enseñanza preparatoria.

* Real Gone: En la jerga del jazz: músico arrebatado. En el habla coloquial: forma sarcástica de indicar que alguien ha muerto.

© Pedro Glup

El gran devorador

Todo comenzó cuando a tía Garcilasa se le ocurrió mencionar a Nemesio que debía adelgazar...

Aquella noche leyó hasta muy tarde. Su lámpara, que semejaba una enorme mariposa, se apagó sobre las dos de la madrugada. Después, en la mañana, la luz que entraba por la ingente ventana de su cuarto le despertó sin darle opción a seguir durmiendo.

Adormilado, miró su pijama de ositos morados y verdes frunciendo el ceño al ver que estaba algo arrugado. Estiró los dedos de los pies y buscó las zapatillas, depositadas en lo más oculto, debajo de la cama. Con un pie, rastreando el suelo con su dedo gordo, descubrió la oreja de uno de los conejitos de felpa. Con cierta dificultad, se agachó y los acercó colocándoselos sonriente.

La lectura de la noche anterior, el libro de Alejandro Jodorowsky con sus narraciones "El dedo y la luna", le había conmovido tanto que su cabeza no paraba de pensar en los cuentos. Absorto, entró en el baño, cogió su esponja en forma de estrella de mar y se metió rápidamente bajo el agua tibia de la ducha canturreando el texto de uno de los cuentos leídos.

La tía esperaba sentada, con el desayuno de siempre: palomitas de maíz crujientes y algo saladas, magdalenas, que, según decía, tomaba en homenaje a Proust, dos o tres tazones de leche con café, cuatro tostadas y tres vasos de zumo de piña.

Fue en ese mal momento, durante la ingesta del desayuno, cuando la tía se decidió por explicarle que su imagen resultaba grotesca y estaba obligado a comenzar un régimen.

Cuando la tía salió, Nemesio metió sus delicadas y regordetas manos en la nevera devorando sin mesura todo lo que encontró. Pero Nemesio no calculó su vuelta ni que la tía había cerrado la puerta, cosa que nunca solía hacer; la puerta permanecía siempre abierta, excepto aquella mañana.

Garcilasa gritó con desesperación al verle. Nemesio, el gran devorador, cogió su amada arpa con gran amor y, echando a correr, atravesó la puerta con sus ciento cuarenta kilos.

© Adriana Serlik
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© mediaIslaproSÁBADO 12 de febrero 2005.

1 comment:

Retazos y retozos said...

Muy interesante. Sí señor.
Es un placer visitar esta página.