Sunday, April 15, 2007

proSÁBADO 010



LA VERDÁ, LA VERDÁ, ME PLANTÓ LA MANO EN EL CULO y yo estaba ya a punto de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó frente a una iglesia y lo vi persignarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su izquierda hace o. traté de correrme al interior del coche –porque una cosa es justificar y otra muy distinta es dejarse manosear- pero cada vez subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. Él también. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando. Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la revancha y a mi vez le panté la mano en el culo a él. Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su billetera sólo había 7.400 pesos de los viejos y más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. Y muy desprendido.

Visión de reojo/ Luisa Valenzuela (Argentina, 1938)
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Valenzuela/De_noche.html
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Valenzuela/Calzados.html
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Valenzuela/Tango.html
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Valenzuela/Vision_de_reojo.html
http://www.tyhturismo.com/data/destinos/argentina/literatura/escritores/Valenzuela/Valenzuela.html
http://bluehawk.monmouth.edu/~pgacarti/V_Valenzuela_Luisa.htm
http://www.castilleja.org/faculty/flaurie_imberman/mundo/valenzuelal/valenzuelalh.html
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/com_social/audiovideoteca/valenzuela_bio2_es.php

Contenido

El fumador irresponsable – Manuel Cubero
Juegos que quiero jugar – Helga Vega
Perseguir a Maya – Ramón Tejada Holguín

El fumador irresponsable

–Señor Director –le dije-, usted perdone, que me haya permitido la libertad de llamarle de manera urgente y a una hora tan intempestiva...

Tengo que reconocer, querida, que el Director, en otras circunstancias, hubiese tenido motivos más que sobrados para mandarme a la mismísima porra, despertarlo a las cuatro de la madrugada… Pero es su trabajo, digo yo. Y el asunto era grave, grave de solemnidad, para ser más exactos.

–Supongo que debe ser importante, Benito –respondió a mi llamada-. Salvo que piense suicidarse inmediatamente después de colgar el teléfono…

Desde luego, esta gente… Con razón decía el refrán eso de que "si quieres saber quien es Currillo, dale un carguillo". Como si el asunto fuera una cosa baladí. Bueno, no sé si te lo he dicho, porque resulta que te llamo por teléfono para comentarte la irresponsabilidad del Director, y claro, es que la indignación me ciega y uno, que no es de piedra, pues eso, que tiene que desahogarse con alguien. No te importa que te haya llamado a estas horas, ¿verdad, cariño?

Pues eso, querida, que uno, cumplidor donde los haya, no puede permitir que cualquiera, por mucha delicadeza que haya que tener con él, se salte las normas a la torera, digo yo. Bueno, que llego yo, solícito y dispuesto a atender sus deseos y le pregunto que cuál es su voluntad.

–Quiero un puro habano –va y me dice. Así, tan tranquilo. Como quien pide papel y pluma para escribir una carta pidiendo perdón por sus muchos errores cometidos. Que era lo menos que yo podía esperar. Ahora, pensé, me va a pedir perdón por los problemas que me ha causado durante estos meses, y luego, me suplicará, por favor, que le traiga material para poder dirigirse a la familia, a la suya y a la del otro, para escribir un mensaje reconociendo sus faltas, y dar consejos a quienes aún pueden evitar encontrarse en la lamentable situación en que él se encuentra.

Pues no, querida, insisto en preguntarle que si desea material de escritura y él, testarudo y mal encarado, me insiste:

–Primero un puro habano.

Y yo, claro, la norma es la norma, le digo que nones, que en este lugar está prohibido fumar y, que si quieres arroz, Catalina, que eso es lo que hay. Que me pida otra cosa. Y que te conste que fiel al dicho de que a presurosa demanda, espaciosa respuesta, traté de convencerlo explicándole los peligros a que se exponía con ese maldito vicio de fumar.

Y él:

–Para lo que puedo pedir... Pues eso: que quiero un puro habano.

–Pero hombre –traté de razonarle-. Piense que está prohibido fumar en este lugar.

–Un puro habano –repitió sin entrar en razones.

Yo, que soy de natural tranquilo, tuve que insistirle una y mil veces en que el tabaco es muy malo para el corazón, y para los pulmones… Vaya que el tabaco, y lo dicen todas las revistas, acorta la vida, disminuye el apetito sexual, provoca cáncer… Bueno, pues después de media hora de argumentarle con diapositivas, estadísticas y todo cuanto hallé a mano, que el tabaco es malísimo para la salud, me suelta otra vez:

–Un puro habano.

Ante esa tesitura, ¿qué podía hacer yo? Tú sabes muy bien que en eso soy irreductible. Que incluso a ti, te he arrancado la promesa de que cuando nos casemos, dejarás de fumar.

Bueno, pues me dirijo al Jefe de Sección que estaba de guardia y allá que le explico las demandas de ese maldito fumador. Le recuerdo que la prohibición de fumar en aquellas dependencias es absolutamente rigurosa. Y si uno, trabajador distinguido y premiado por su celo, debe respetar la norma, ¿quién es ese vicioso para saltarse las reglas?

Pues si te digo lo que me respondió el Jefe de Sección, es que te caes de espaldas. Primero, me manda al mismísimo carajo, así, como lo oyes. Como si uno fuese un vulgar marinero merecedor de tal castigo. Después, con un tono de indignación verdaderamente insultante, va y me suelta:

–¡Que se fume dos puros si quiere! Y que se muera de cáncer si es que le da tiempo…

O sea, querida, que no sólo me dice que me salte las normas sino que además no muestra el más mínimo respeto por la salud del vicioso ese.

Otro que tal baila. Si está visto que aquí, el mando está en manos de ineptos e irresponsables… Así va el país. Vaya, que de esta no pasa. Mañana mismo estoy planteando una denuncia pública sobre la incuria del cuadro de mandos de esta cárcel.

Y todo porque es la última voluntad de ese individuo antes de ser ejecutado esta mañana a las seis en punto.

© Manuel Cubero

Juegos que quiero jugar

Le fueron llegando poco a poco direcciones de calles y avenidas por las que transitaría, fechas y horarios, llaves, fotos e indicaciones sobre pasillos y escaleras. Cartas dejadas en su buzón, mensajes en la contestadora, alguna llamada telefónica fugaz. Era como armar un gran rompecabezas desplegado en su cama, estar en un lugar que aún desconocía a la hora pautada, sin cometer errores. El viaje lo haría en taxi. Una última carta que debía leer en el auto para ubicar definitivamente la galería.

El juego inicial le exigiría actuar con seguridad en todo momento, sin hacer preguntas, sin permitir aproximaciones de extraños. No le interesaría hablar con nadie a pesar de que todos se fijarían en ella, en su presencia, era una mujer que no pasaba desapercibida, además, su vestimenta estaría cuidada para resaltar sobriamente su belleza. Pronto estuvieron frente a frente, sin poder cruzar palabras debido a su condición de orador, sólo miradas, justo como lo habían pensado. Luego vendría la improvisación, la aproximación posterior a la conferencia, sonrisas, una plática corta, las ganas contenidas de un beso. Antes de la despedida ella recordaría entregarle las llaves con discreción.

Tomaría nuevamente un taxi para regresar, llegaría con la noche. Por primera vez dudaba, luego cruzaría la calle y entraría al edificio de enfrente. El recorrido por escaleras y pasillos lo hizo apresurada, se notaba la ansiedad en su rostro. Al llegar al apartamento sentiría descubrir algo anhelado por mucho tiempo. Su vista haría un paneo sereno del lugar, una gran biblioteca constituía la decoración principal, revisaría algunos libros, algún manuscrito dejado al paso. Estaba segura que la media docena de calas blancas habían sido escogidas para ella. En ese momento sintió ganas de realizar una llamada telefónica. Primero oiría su propia voz en la contestadora, nada extraño, luego él atendería sorpresivamente diciendo: "Hola ¿te gustan mis libros?". La respuesta de ella sería contundente: "Quiero verte, voy para allá".

© Helga Vega

Perseguir a Maya

"The lunatic is in my head
You raise the blade, you make the change
You re-arrange me `till I'm sane"
Roger Waters

"Si hay algo en la vida que me gusta y regocija, ahorrándome todas
las inútiles comparaciones, es perseguir a Rita"
René Rodríguez Soriano

Si algo en la vida me regocija, ahorrándome las metáforas fáciles, es perseguir a Maya por los angostos vericuetos de la existencia. Soy el lunático en su cabeza, la idea a la que no puede escapar. TÍGUERE, DIJISTE QUE TE AHORRARÍAS LAS METÁFORAS FÁCILES…

¿Puede uno escapar a la tentación de compararla con un frágil unicornio con aspiraciones de Minotauro? No hay laberinto que me detenga: soy una de sus neuronas. QUÉ VAINA, NO SÉ QUÉ TE PASA ESTA MAÑANA, LEVÁNTATE Y SALGAMOS DE CACERÍA.

El ocio, la modorra dominguera, el sopor que la ginebra de anoche provoca -esta pesada lentitud del mundo que me rodea-, de alguna manera, me hacen escapar hacia una región fabulosa, en la que enormes galeones cercan la ciudad colocada en la cima de la montaña. Capitán o marinero, no importa, en alguna de las naves estoy presto a la conquista de esta maldita ciudad de fementidos seres incapaces de saber el significado de la palabra sinceridad. Divago. Ciudad y Maya permutan sus lugares en mis sentimientos. ¿LA PERSIGUES, O ELLA TE ATORMENTA?

Con todo y mi resaca ginebrina sólo quiero perseguir a Maya, encajarme en sus neuronas, activar aquellas que controlan sus recuerdos, hacerle rememorar algunos momentos gratos ya vividos. Pero, ¿realmente hemos vivido gratos momentos, o sólo son gratos para el resacado? Nada me importa este domingo, que no sea perseguir a Maya. Soy perseguidor por vocación, origen y nacimiento.

Quiero embarcarla en mi antiguo galeón vikingo, le invento historias increíbles, la paseo por los abismos de la imaginación, a veces soy un desconocido al que todos creen conocer, un hombre que ha ganado innumerables batallas contra todos los demonios del Budismo, que ha vencido a Satán y a su prole, que ha mandado al Arcángel Gabriel al Averno, que ha sido príncipe y mendigo -y ha sido feliz siendo lo uno y lo otro-... DIABLOS, CUÁNTA CURSILERÍAS...que encuentra a Maya después de haber realizado un largo y tortuoso viaje por la vida, la medida del viaje no es la cantidad de años vividos, la medida es la intensidad del viaje, la diversidad de personas que he amado y me han amado, que he odiado y me han odiado, que me han sido indiferentes y les he sido indiferente, vida maravillosa, llena de amores correspondidos y pasiones frustradas, de aventuras inenarrables, de momentáneos y ardientes affaires -AH, EL SUBLIME SABOR DE LO EFÍMERO-, de amigos y enemigos cosechados, de triunfos y derrotas, de batallas perdidas y guerras no libradas.

Ella... ¿qué puedo decir de ella? Es el deseo encarnado, es la pasión secreta de los sacerdotes asirios, es la perseguida que no hostigada, ni acosada... La realidad es demasiado cruel para vivir en ella, Maya. ¿POR ESO TE ESCAPASTE POR UNA RENDIJA DE LA GROSERA REALIDAD, TÍGUERE? ESTÁS EN UN PLANO INALCANZABLE PARA MÍ, ESTAMOS SINTONIZADOS EN FRECUENCIAS DIFERENTES, ERES MÁS LOCO QUE UNA CABRA. TÍGUERE, VAMOS DE CACERÍA, NO SEAS MALITO.

Yo sigo dentro de Maya, metido en una de sus neuronas, ahora mismo hago que mire las ardillas del jardín de los cigarrillos, y recreo una historia de amor para los dos: nos perdemos en la selva Lacandona, huimos del mundo automatizado y eléctrico que nos rodea, vegetamos la vida del buen salvaje, vivimos sólo para el amor, desnudos el día y la noche, con piel aliviamos el frío nocturno, vagamos en una balsa mirando las formas de las nubes, tenemos nuestra casa en un árbol, somos Tarzán y Jane latinoamericanos…

Maya huye de la selva, pero, no puede escapar de mí. Cambio de neurona, y ella me ve en un café a la izquierda del Sena, fumando un Galoise, esperando que salga del colegio, tomo una taza de café sin azúcar y un tres leche, escribo un poema, de repente todos los parroquianos saben que ella ha llegado, vestida con una corta falda a rayas rojas, una blusa beige, medias blancas un poco más abajo de las rodillas. Me pongo de pie. Se lanza hacia mí.

Me rodea con sus manos y sus piernas. Nos besamos una y otra vez y todos aplauden porque saben que gente como nosotros inventamos el amor. Somos la sal de la vida. QUÉ TIERNO, TÍGUERE. Ella es una estudiante extraviada en el París de los 60's. Soy un exilado de izquierda que sueña con una revolución espiritual que permita a quienes se aman que se amen y ya. En una de las cuevas de Saint Germain disfrutamos una trompeta, besándonos y acariciándonos, sin que a nadie le importe, sin los ojos de buitres que nos rodean.

Es inevitable que piense en la época que la encontraba en el jardín, frente a la cafetería, sólo veía la simpatía de esa joven medieval de risa post-moderna, de mirada desafiante –SÍ, TÍGUERE, ESA MIRADA QUE PARECE PREGUNTAR: "¿TE ATREVES A AMARME?" O TE DICE: "SOY UNA DIOSA, PERO NO TE PREOCUPES, PUEDO DARTE ALGO DE AMISTAD A TI, SIMPLE MORTAL"; Y A TI SE TE SALE LA BABITA POR LOS LABIOS Y DICES: "SÍ, SÍ, DAME LAS MIGAJAS QUE QUIERAS"-, la veía como si ella necesitara protección, como si fuera Guinevere, la esposa del rey Arturo y yo Lancelot, el primer caballero.

En aquella época mi vida se había encausado, estaba tranquilo, menos trotamundos, adaptado a esta enorme ciudad contaminada. Desde mucho tiempo atrás había tratado de encontrar "un seguro y tranquilo camino al futuro", y creía haberlo encontrado. Maya estaba ahí, yo lo sabía; pero, ni ella me importaba, ni yo a ella. Día a día, y poco a poco, la presencia de Maya se hacía más notoria para mí: cuerpo cubierto de una ligera capa de miel, de una miel surrealista, miel del espíritu, y yo, animalito goloso, quería lamerla toda. ESA MIEL ES DEMASIADO DULCE. TÍGUERE, VAMOS DE CACERÍA. Lo visible nunca me ha seducido, me gusta lo que la gente esconde, lo único real en el ser humano: eso que llaman espíritu, alma, personalidad, carácter. Como todo amante del arte, soy un apasionado de la belleza, el hombre y la mujer, son obras de arte de la naturaleza, o del destino, o de un dios libertario. LA BELLEZA VERDADERA ES
EXTERIOR, TÍGUERE, ESTIMULANTE, CACHONDA, SENSUAL.

La miel de Maya no sólo está relacionada a la belleza, hay más, algo que escapa a ella y a mí, algo relacionado con el Karma, con encarnaciones anteriores, como si en algún punto (o en varios) de la historia de la humanidad ella y yo hubiéramos librado grandes batallas juntos. SÍ, ¿CÓMO NO? Y TRIUNFARON, TÍGUERE, Y SE HAN AMADO CON LA CANDIDEZ DE LA SIRENITA Y SU PRÍNCIPE, LA INTENSIDAD DE CLEOPATRA Y MARCO ANTONIO, LA GRACIA DE HARRY Y SALLY, LA PASIÓN DE LADY CHATTERLEY Y SU JARDINERO, ENVIDIO AL JARDINERO.

He tenido una vida agitada, intensa, he muerto en brazos de una mujer y revivido en los de otra, admito haberme divertido, y haber sido la diversión de algunas, he recorrido un largo trecho antes de encontrar a Maya, aun así, todo es nuevo con ella, me siento colegial. COLEGIAL Y ADOLESCENTE, IMPÚBER, TONTO, TURULATO, COBARDE, COMO SI ESTUVIERAS ENAMORÁNDOTE POR PRIMERA VEZ… Me gustaría haber sido el niño que cargaba sus libros en primer grado, o el que le jalaba los cabellos y sacaba la lengua, porque no sabía como comportarse, o el enamorado del barrio, que estaba atento a cada uno de sus movimientos, que con artimañas de adolescente la llevaba debajo de un almendro, cerca de la cancha, para besarla, y ella aparentaba molestarse, pero reía y corría desbordando alegría. Y TE SENTÍAS AMO DEL UNIVERSO, TÍGUERE, HE-MAN. QUÉ LINDO, TÍGUERE, SI ERES BEDUINO PERDIDO EN EL SAHARA, ELLA ES LLUVIA EN EL DESIERTO; SI
ERES EXPLORADOR MUERTO DE FRÍO, ELLA ES ARDIENTE SOL EN LA
ANTÁRTICA; SI ERES NAUFRAGO EN EL ATLÁNTICO, ELLA ES AGUA POTABLE EN ALTA MAR, Y MÍ ME MANDAS A LA MIERDA…

De repente el sueño me vence, el ocio, la modorra dominguera, el sopor que la ginebra de anoche me provoca -esta lentitud del mundo que me rodea- me hicieron escapar a una región distinta, a otro mundo sin tiempo en el que sólo yo y mis fantasías existimos. SABES QUÉ, TÍGUERE, EL VIERNES, EN LA PANTALLA DE LA TARDE, LE ESCRIBIERON SU "THE END" A TU COMEDIA ROMÁNTICA. Lo sé. AL FIN LO RECONOCES, TÍGUERE, AL FIN SE ACABO ESTA HISTORIA, YA ME TIENES HARTO CON TUS AMORES INALCANZABLES, LLÉVAME DE CACERÍA ¿ACASO CREES QUE SÓLO TE SIRVO PARA ORINAR? …

© Ramón Tejada Holguín
____________________
© mediaIslaproSÁBADO 05 de febrero 2005.

No comments: